Poesía eres tú

Los poemas son puentes invisibles entre el corazón humano y el misterio del mundo. Desde tiempos ancestrales, cuando las palabras aún eran un arte nuevo, el poema surgió como una necesidad natural: capturar lo intangible, dar forma al sentimiento, detener por un instante el paso vertiginoso de la existencia.

La poesía nos enseña a mirar. A detenernos en lo pequeño —una lágrima, una hoja que cae, una mirada fugaz— y encontrar en ello todo el universo. En un mundo donde todo corre, el poema es un espacio de silencio activo, donde cada palabra pesa y cada imagen respira.

Más que belleza, los poemas son espejos del alma. Nos permiten reconocer en otros nuestras propias emociones: el amor, la pérdida, la esperanza, el dolor, la alegría más pura. En sus versos encontramos lo que a veces no sabemos nombrar pero sí sentir. Por eso, leer un poema puede ser como encontrar una voz que ha dicho exactamente aquello que llevábamos en silencio dentro.

La poesía también cura y eleva. Nos acompaña en los momentos de soledad, da consuelo cuando el mundo parece inabarcable, inspira cuando la vida nos pide fuerza. Un solo poema, a veces, basta para encender una chispa de sentido en medio de la oscuridad.

Y, quizás lo más importante: los poemas nos recuerdan que somos humanos. Que somos frágiles, soñadores, imperfectos y, aun así, capaces de crear belleza con algo tan sencillo y poderoso como la palabra.

En un mundo de ruido, los poemas son un acto de resistencia delicada: una manera de decir que la sensibilidad, la imaginación y la verdad interior aún importan.

Poemario escogido para esta edición del sorteo

Y CADA ASTRO ES UN PUÑADO DE DESEOS